El Arte Japonés de los baños de Bosque El “trastorno por déficit de naturaleza” es una aflicción moderna. Con más personas viviendo en ciudades, trabajando en edificios de oficinas de gran altura y volviéndose adictos a sus innumerables dispositivos electrónicos, muchos de nosotros estamos experimentando un déficit natural. Esto es cierto para niños y adultos por igual. En su nuevo libro, Forest Bathing: How Trees Can Help You Find Health and Happiness, el médico e investigador japonés Qing Li presenta algunas estadísticas aleccionadoras: para 2050, según la División de Población de las Naciones Unidas, tres cuartas partes de la población mundial vivirá en ciudades Incluso ahora, el estadounidense promedio pasa el 93 por ciento del tiempo en interiores y unas diez horas al día en las redes sociales, más de lo que pasan durmiendo. El interés de Li en la investigación forestal comenzó cuando era un estudiante de medicina estresado. Se fue a acampar en el bosque durante una semana y descubrió que eso le devolvió la salud física y emocional. Eso lo inspiró a comenzar a investigar los beneficios de los bosques para la salud y el bienestar humanos. En 2004, ayudó a fundar el Grupo de Estudio de Terapia de Bosque, cuyo objetivo es descubrir por qué estar entre árboles nos hace sentir mucho mejor. Los baños de bosque consisten en caminar lentamente por un bosque, absorber el ambiente a través de todos los sentidos y disfrutar de los beneficios que se derivan de una excursión de este tipo. “Dondequiera que haya árboles, estamos más sanos y felices”, escribe Li. Y, agrega, no se trata de hacer ejercicio, como caminar o trotar, se trata simplemente de estar en la naturaleza. ¿Por qué sería esto? Durante mucho tiempo se ha reconocido que los humanos tienen una necesidad biológica de conectarse con la naturaleza. Hace unos 20 años, el biólogo estadounidense E. O. Wilson señaló que los humanos están "programados" para conectarse con el mundo natural y que estar en la naturaleza tenía un efecto profundamente positivo en la salud humana. Los secretos de la salud de los árboles parecen residir en dos cosas: la mayor concentración de oxígeno que existe en un bosque, en comparación con un entorno urbano, y la presencia de sustancias químicas vegetales llamadas fitoncidas, aceites naturales que son parte del sistema de defensa de una planta contra bacterias, insectos y hongos. La exposición a estas sustancias, dice Li, puede tener beneficios medibles para la salud de los humanos. Después de años de cuidadoso estudio, Li descubrió que pasar tiempo en un bosque puede reducir el estrés, la ansiedad, la depresión y la ira; fortalecer el sistema inmunológico; mejorar la salud cardiovascular y metabólica; y aumentar el bienestar general.
:
Caminos del exilio© está reconocida por una de las más bellas rutas circulares del Pirineo oriental entre las dos Cataluñas, la norte y la sur. Su clima, el contraste de su vegetación, su cercanía al mar, la brillante luz del cielo mediterráneo y la majestuosidad de la vertiente sur del macizo del Canigó la convierten en una ruta benigna y apta para todos los públicos y edades. La ruta que sigue caminos transfronterizos llenos de historia se puede hacer durante todo el año. Tiene una longitud de 58 km y los puntos más elevados son son el “Colll de Malrem” y “Coll Pregón. Ambos sobre los 1500 m de altura. Es una ruta auto-guiada y en el paquete de viaje, entre otros, te incluimos alojamientos de montaña de gran confort para que puedas tener un descanso reparador y una gastronomía local relevante. Desde Hiking and History te ofrecemos tres modalidades distintas para realizarla: Modalidad “deportiva” Modalidad “Disfrutando” Modalidad “Relax” En este enlace puedes ver la ruta en el mapa con sus respectivos tramos y “tracks” GPS: Ruta Caminos del exilio en Wikilok Se acerca el buen tiempo, no dudes en pedirnos presupuesto y reservar con tiempo tus vacaciones o escapada. ¡Te esperamos! El clima del Pirineo oriental tiene unas especificidades que lo diferencian del resto de la cresta pirenaica y, cómo no, del resto de nuestras comarcas. Las dos mayores diferencias son la proximidad al mar mediterráneo y la entrada de viento del norte. Desde el Costabona a la bahía de Roses hay 66 km y hasta la playa de Argelès hay 60, ambos en línea recta. La proximidad del mar se nota en la humedad y la temperatura. El Valle de Camprodon está expuesto directamente al mar sin que ninguna montaña le haga sombra. En cambio el Valle de Ribes tiene la barrera de la Sierra Caballera, la Collada Verda, el Puig Mont-roig, el Puig Cerverís, el Balandrau y la Sierra del Catllar. Esto explica que en ocasiones la temperatura del Valle de Camprodon sea 2 o 3 grados superior a la del valle vecino. Y ya no hablemos si lo comparamos con la Cerdanya, donde la diferencia puede ser de 7 grados. En cuanto a la entrada del viento del norte, la situación de las montañas de la cresta principal hace que el Valle de Ribes y el Valle de Camprodon se encuentren en un embudo de viento. La mayoría de perturbaciones circulan de oeste a este y normalmente pasan lejos de los Pirineos, por medio de Francia. Así pues, a nosotros nos afecta la parte inferior de la perturbación. Los vientos, cuando encuentran la muralla de la cresta suben arriba y se deslizan hacia el este. Al hacer esto aumentan la presión porque se acumulan y, cuando encuentran un cuello o un corredor, la presión se convierte en velocidad, llegando a valores increíblemente altos de hasta 200 km/h. El hecho de que diferencia esta parte del Pirineo del resto es que el viento se desliza desde el Pirineo Atlántico, acumulando presión para liberarla en forma de velocidad cuando llega al final de la cresta en el mar Mediterráneo. Es el nacimiento de la Tramuntana. ¿Por qué también afecta a las montañas del Valle de Ribes y del Valle de Camprodon? Porque el viento cuando viene del oeste encuentra el Pic Carlit como última montaña de altura (2.921 m.) para encontrar después el llano de la Cerdanya francesa donde existe una cierta expansión. Al cabo de 23 km encuentra de nuevo la cresta que viene del Cadí y continúa en el Puig Dòrria, sigue por el Puigmal, Finestrelles, Herramienta, Noufonts, Nou Creus, Infierno, Construcciones, Pico de la Mujer y Costabona. Pero en este punto la cresta toma un cambio de dirección en Nordeste hasta el Canigó. Las Grietas de Rojà y el macizo de Canigó hacen de espigón. Esta configuración obliga a las líneas de viento a dar un giro que al fin convierte en un embudo en las montañas que se encuentran entre el Puigmal y el Costabona. Ésta es la explicación de por qué los vientos son más fuertes en esta parte del Pirineo que en el resto. Es tan insistente el viento en esta área que en invierno la estación de Vallter 2000 debe cerrar hacia una cuarta parte de los fines de semana por viento. En el valle decimos en broma que es la estación del viento. Nosotros, cuando salimos a andar, miramos a menudo la dirección del viento para elegir un itinerario a retiro, a menudo hacia la Alta Garrotxa. Nos ayuda mucho la estación meteorológica ubicada en el chalé viejo de Ulldeter que podemos consultar por Internet. Si en verano el viento no es demasiado problema porque se puede soportar y hace menos, en invierno se convierte en un contratiempo serio con mucho peligro. La Tramuntana en montaña en invierno se convierte en ventisca y en rufa. Los meteorólogos confunden a menudo ambos fenómenos. En nuestros valles les diferenciamos claramente. La ventisca es seca y sólo levanta la nieve, visible sobre las crestas. La rufa provoca una nube enganchada sobre la cresta y tira la nieve lejos, a menudo a kilómetros de distancia. Tanto la ventisca como la rufa van a velocidades muy elevadas. La diferencia entre ambos es la nube que se crea en la cresta, nube donde vuelve a nevar. Por eso con la rufa la nieve puede llegar lejos, porque es una nieve que vuelve a caer y el viento puede transportarla desde la parte alta de la nube hasta lejos. He visto llegar la rufa hasta Besalú, 43 km más lejos. En cambio la ventisca sólo puede transportar la nieve varios metros abajo. La diferencia básica entre la rufa y la ventisca es la humedad de los vientos. Cuando una perturbación llega por el oeste y pasa por Francia primero envía el viento de Mestral, Noroeste. Este viento arranca del mar Atlántico y transporta humedad. Cuando encuentra la cresta Pirenaica sube arriba generando la nube que nieva. Al cabo de unas horas o días la perturbación avanza y el viento gira y, en lugar de arrancar en el mar, atraviesa todo el territorio francés, llegando seco a nuestras montañas. Entonces deja de conformar la nube de rufa y se convierte en ventisca. La peligrosidad de la rufa sobre la ventisca radica en la nula visibilidad que desorienta completamente. La situación es de alto riesgo cuando el cambio de tiempo se origina a través de un frente frío. Es el caso del accidente de Balandrau en el 2001 y el del pasado mes de noviembre en el Puigmal. En estos casos mencionados, después del frente frío el cambio de tiempo fue notable, bajando la temperatura, aumentando la velocidad del viento y configurando una situación de rufa. Esta situación conlleva a menudo temperaturas inferiores a 10 bajo cero que, con vientos de más de 100 km/h, provoca temperaturas de sensación inferiores a 25 bajo cero. Es evidente que es necesario prevenir este tipo de situaciones, anticipando los recorridos de las perturbaciones y teniendo presente la previsión del tiempo. Pero es necesario saber que el cuerpo humano es un músculo que se enfría. En estos casos la hipotermia es grave porque ralentiza avanzar. Pero la parte más grave del fenómeno es que el cerebro también se ralentiza y comienza a tomar decisiones erróneas. Recuerdo que a mediados de un mes de Septiembre murieron tres franceses en pleno día de sol por hipotermia en lo alto de Nou Creus en un día de ventisca: fue el resultado de no haber tomado las decisiones adecuadas a tiempo y de tomar cada vez más de erróneas. En la montaña invernal es imprescindible hacer una buena previsión de tiempo y conocer la evolución del mismo durante 6 o 9 horas. Sobre todo si hay riesgo derufa o ventisca. Fuente: VilaWeb.cat 1. Consulta la meteorología. Recuerda que ninguna predicción es lo suficientemente fiable y que en la montaña el tiempo puede cambiar en unos minutos y pasar de un día soleado a las condiciones más adversas. Evidentemente, si vas con niños evita aquellos días en los que la previsión sea mala. Hoy en día tienes multitud de opciones muy buenas en la red, por ejemplo puedes utilizar estas webs: http://www.aemet.es La de la agencia estatal de meteorología, muy completa y en la que puedes obtener todo tipo de predicciones, incluso mapas de alergias. http://www.eltiempo.es “El tiempo”, otra web muy completa y fácil de manejar. Como última página web sobre meteorología, os dejo un enlace a una en la que es muy sencillo observar la previsión de vientos https://www.windy.com 2. Planea tu ruta. Estudia un poco la longitud, dificultad, (aunque en algunas webs este parámetro es subjetivo y por tanto, la percepción de unas personas a otras puede cambiar), lo ideal es que tengas un gps y descargues el track. Si no lo tienes, también es posible descargar alguna aplicación de teléfono móvil, pero recuerda que los móviles si bien funcionan correctamente en lugares despejados, en otros muchos se quedará sin cobertura, las baterías duran poco y son demasiado delicados para andar por el monte y una simple caída puede dejarte sin navegador. No seas excesivamente ambicioso, no lo vas a pasar mejor por hacer una ruta técnicamente difícil o muy dura, y recuerda que si los peques se lo pasan bien, amarán la montaña para siempre 😉 Puedes descargarte la app de wikiloc en el Play Store de tu android / Apple, para descargar y seguir rutas con el móvil. 3. Equipamiento. Vístete, (y al niño), adecuadamente, sobre todo si es invierno. Hoy día el sistema más utilizado por los montañeros es el de 3 capas: 1 capa de ropa térmica muy pegada al cuerpo, después una polar o un shoftshell, (chaqueta ligera), intermedia, y una última capa que puede ser delgada y de goretex (tejido de muy alta calidad que ofrece impermeabilidad y transpirabilidad), o bien un poco más gruesa, como una chaqueta de montaña con relleno. En función del día se pueden ir poniendo y quitando capas, de modo que en ningún momento llegues a tener frío. Si no puedes llevar una capa de goretex, no está de más que eches a la mochila un impermeable de bolsillo, por si fuera necesario en caso de lluvia. En cuanto a la mochila o el carrito, lleva un impermeable, si existe el de la marca, o si no asegúrate de que además de que no entra agua, transpire lo suficiente. Recuerda que el niño en muchas ocasiones va en mochila o carrito, por tanto su posición es más estática que la tuya y puede estar helado de frío mientras tu estás apunto de sudar porque lo llevas a cuestas. Elige la cantidad de ropa que le pones con cuidado. En caso de que sea verano, los enemigos son el golpe de calor y la deshidratación. Usa ropa ligera, transpirable y de secado rápido, evitando el algodón que cuando se moja de sudor cuesta mucho secar, e imprescindible gorra y protección solar. Lleva también calzado adecuado a la actividad que vas a realizar. Recuerda que tus botas montaña o zapatillas de trekking son el único contacto con el suelo, y de su calidad puede depender que evites algún percance. No vayas con cualquier tipo de zapatillas a hacer rutas. 4. Revisa tu mochila portabebés o en su defecto el carro; anclajes, tornillos, todo. 5. Prepara tus dispositivos electrónicos, para el gps lleva siempre pilas de repuesto. El teléfono siempre a tope de batería, y si te haces con una batería externa, te asegurarás más horas de autonomía. 6. Avisa a alguien, di dónde vas a estar. Tanto si la ruta es muy concurrida como si no, enviar un whatsApp no cuesta nada. 7. Bastones. Cuando te acostumbras a usar unos bastones de montaña, ya no puedes andar sin ellos. Además, si llevas al niño en una mochila, te van a dar un plus de seguridad. No necesitas unos bastones de carbono de última generación, los hay de aluminio a muy buen precio en el mercado. 8. Linterna, navaja multiusos. Por lo que pueda pasar, o porque hay rutas que discurren por túneles, lleva una linterna, aunque sea un pequeño frontal contigo siempre. Nunca se sabe cuando la vas a necesitar. La navaja multiusos te puede salvar de algún inconveniente, como por ejemplo una lata que ha roto su anilla, cortar una cremallera atorada, etc. 9. Madruga. Sobre todo si vas a andar en invierno, y dependiendo de donde estés, los días pueden acortarse mucho. Si tu ruta es un poco más larga de lo normal, acuéstate antes el día anterior y madruga. Es lo que hay jejejeje 😀 Si no quieres levantarte temprano, escoge una ruta corta. 10. Lleva siempre comida y agua suficientes. Tanto para ti como para el bebé, nosotros vamos con un termo de comida que no ocupa mucho espacio y es muy útil. Transporta también contigo más agua de la que necesitas siempre. Siguiendo estos diez consejos, minimizarás los riesgos de sufrir un percance en la montaña, y conseguirás que tus salidas sean sólo divertidas y más seguras. Fuente: José Antonio, “el turisjero” |
Hiking and HistoryUna mirada diferente a los caminos. ArchivosCategorías |